Camote es un gato viejo. Lo encontramos en un mercado, solo, abandonado, buscando comida entre los desperdicios. Tenía una herida en la cara que comenzó como un punto y, con el tiempo, se fue extendiendo hasta volverse imposible de ignorar. Nadie hizo nada. Nadie lo miraba. Solo pasaban al lado como si fuera parte del suelo.
Cuando lo rescatamos, ya era tarde para soluciones simples. Los exámenes confirmaron que tenía carcinoma, un tipo de cáncer agresivo en gatos. Es una enfermedad que no perdona y que avanza rápido. Por eso, Camote va a tener que pasar por dos cirugías, varios procedimientos médicos y quimioterapia. Todo para intentar salvarle la vida.
Ahora está con nosotros, comiendo mejor, descansando, y esperando una oportunidad que nunca tuvo. No sabemos si lo lograremos, pero al menos no va a enfrentar esto solo. Ya no es el gato invisible del mercado. Ahora es Camote, y vamos a pelear por él.
Es difícil explicar lo que se siente ver a un animal en ese estado y saber que, aún así, quiere vivir. Aunque su cuerpo esté cansado, cuando lo acariciamos, ronronea. Aunque no pueda hablar, se aferra con fuerza a cada gesto, a cada comida, a cada noche bajo techo.
Esto no es solo una historia de rescate. Es una llamada de atención. Hay miles de Camotes allá afuera, esperando que alguien los vea antes de que sea tarde. Él tuvo suerte. Ahora necesita tiempo. Y nosotros, necesitamos ayuda.